Yo no quise trabajar en el tango — Graciela Gonzalez

Yo no quise trabajar en el tango — Graciela Gonzalez

El encuentro artístico con Graciela Gonzalez en el centro de baile „Tangomania“,
San Petersburgo, el 19 de octubre de 2017.

Julia Zueva: Con mucho gusto les presento Graciela Gonzalez, no temo de decir que es una gran bailarina y maestra del tango agrentino.

(Aplausos.)

En el margen de la visita a San Petersburgo Graciela nos transmite sus conocimientos únicos durante la serie de las clases de su curso“Antitécnica“, pero hoy es una noche especial, hoy tenemos oportunidad de simplemente hablar, comunicarnos, hacer nuestras preguntas. Yo agradezco a todos los que han venido hoy.

Graciela: ¡Bueno, pueden preguntar! ¡Tienen permiso!

(Animación y las risas en la sala.)

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La pregunta de la sala: A mí me gustaría preguntarle. Por ejemplo, yo llego a una milonga, miro las parejas en la pista de baile y trato de imaginar si sea, para mi, un placer de bailar con una persona u otra. Yo veo una persona que baila bien y pienso que con esta persona precisamente yo podria tener un placer. Y luego la invito y entiendo que no es así. Cuando empezamos a bailar el tango, muchas veces nos equivocamos de esta manera.

Graciela: ¿Cual es la pregunta?

La pregunta de la sala (sigue): ¿Usted, con toda su experiencia, ya no se equivoca?

Graciela: ¡Sí, me equivoco todo el tiempo! Nosotros tenemos una manera de decir: no todo lo que brilla es oro. A veces un bailarin se ve muy bien pero cuando uno empieza a bailar con esta persona, algo no foncciona. Pero esto tiene que ver más con la química de cuerpos que con el baile solamente.


Cuando el hombre piensa que tiene que mostrarme todo lo que sabe, él baila no con la mujer, sino con una maestra. Eso es muy aburrido. Pero cuando un hombre baila con la mujer – eso ya no aburre.


La pregunta de la sala: Usted tiene una cualificación altísima. Yo bailo mal. Seguro que a Usted es demasiado aburrido y solitario bailar con las personas con el mismo nivel que tengo yo?

Graciela: Cuando el hombre piensa que tiene que mostrarme todo lo que sabe, está bailando con la maestra y no con la mujer. Como si le hicieran un test. Eso es lo aburrido. Cuando baila con la mujer, no me aburro.

(Habla con la sala.)

Mujeres, ¿es verdad?

(Risas.)

Graciela: ¡Pregunten, chicos!

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La pregunta de la sala: Dime, por favor, ¿como podía suceder tal cosa que hoy en día se enseñan los pasos de los milongueros viejos en las clases y en los cursos especiales ? Creo que a los milongueros de los años 40 o 30 del siglo 20 aún no les entraban en las cabezas tales pensamientos, en plan, lo de los pasos simples o de los pasos de los milongueros viejos.

Graciela: Que largo… ¿Cual es la pregunta?


La generación mía es la conección entre los milongueros de los años 30-40 y ustedes. Y yo siento una obligación moral de transmitir mis conocimientos entre las generaciones.


La pregunta de la sala (sigue): ¡Yo creo que es necesario enseñar el curso „Los pasos de los milongueros viejos“ en las clases normales en la escuela cualquiera igual que la base y la técnica masculina, y no solamente en los cursos especiales!

Graciela: No entendí el sentido de la pregunta, pero… Digo que si, en la mayoría de los casos los maestros enseñan pasos que aprendieron de otros. Todos lo hacemos. Además, ya casi todo está inventado. Simplemente los maestros hacen la misma cosa de una manera diferente. Pero hay algunos que no reconocen que aprendieron estos pasos del otro. Me parece importante siempre volver a la base, de quienes aprendimos todos. Afortunadamente algunos de ellos quedan vivos. Yo sé que de vez en cuando algunos — Nito y Elba, Los Rivarola llegan hasta aquí y ustedes tienen la oportunidad de aprender con ellos. Lamentablemente hay muchos que ya no están. Mañana tendré la clase de los pasos de viejos maestros – es una clase que yo hago desde casi venticinco años y más años también. Mi generación es la generación de conección entre ellos y ustedes. Yo siento una obligación de transmitir mis conocimientos entre las generaciones. Es mi obligación moral.

Y además ahora están de moda los pasos de los milongueros viejos.

(Risas.)

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La pregunta de la sala: ¿En relacion a qué técnicas de cuales maestros su curso se llama „antitécnica“?

Graciela: En relación a la salud del cuerpo humano. Solamente eso.


Cada alumno tiene su historia, su cuerpo, y eso no me pertenece. Mi objetivo siempre fue y es que cada uno sea una personalidad, que cada uno tenga algo suyo en su baile.


La pregunta de la sala: ¿Cuando y por qué empezó Usted a bailar?

Graciela: Empecé a bailar entre los años 1987 y 1988. Yo recuerdo muy bien aquel momento cuando sentí realmente que yo bailo tango. Fue el 9 de enero de 1988. En general, yo quería bailar con mi padre, como mis padres bailaban el tango. Por eso me puse a aprender a bailar. No tuve intención trabajar en el tango.

La pregunta de la sala: ¿Con quién bailó usted en aquel momento el 9 de enero de 1988?

Graciela: Se llama Orlando Gramajo. En enero del próximo año cumple 90 años.

La pregunta de la sala: ¿Qué es lo que hizo con Usted? Que pasó?

(Risas.)

Graciela: Simplemente me abrazó. Pude relajar y no darme cuenta de lo que estaba haciendo. Sentí que bailé y que no tenía que pensar.

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La pregunta de la sala: Después de tantos años de enseñsar, ¿ha cambiado su vista de cómo hay que enseñar el tango?

Graciela: No. Pero después de todo entendí que cada uno de mis alumnos tiene su propia historia, su cuerpo, y eso no me pertenece. Lo que evolucionó fue la manera de mirar al alumno. Mi método de enseñar quedó lo mismo. Mi objetivo siempre fue que cada uno sea personal en el baile.

Todos los profesores buscan los metodos más eficientes de llevar la informción a sus alumnos: de una manera a uno y de otra – al otro. Pero los conceptos son los mismos.

La pregunta de la sala (sigue): La persona está aprendiendo durante toda su vida. ¿Hay alguien de quien usted podría aprender algo?

Graciela: Yo sigo aprendiendo, sigo tomando clases, y aprendo mucho con mis alumnos.


La situación cuando se considera que en la clase tiene que estar la misma cantidad de los hombres que de las mujeres estimula así llamada prostitución masculina del tango.


La pregunta de la sala: ¿Quién hay más de sus alumnos, los jóvenes, o los mayores?

Graciela: La edad de mis alumnos es de 5 a 80 años. En tango no tiene una edad determinada, es para todos.

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La pregunta de TangoPiter: Ya no es un secreto para nadie que en el tango existe el desequilibrio de género . En San Petersburgo hay escuelas donde los hombres van gratis para que las mujeres tengan pareja durante la clase. Los hombres estudian gratis y las mujeres pagan por esto. La misma situación pasa durante las clases de los maestros que vienen a San Petersburgo, además, en algunos festivales grandes que tienen lugar en nuestra ciudad. ¿Qué piensa usted de eso?

Graciela: Esta situación existe en todos lados. En todo el mundo.

La pregunta de la sala: ¿En Argentina también?

Graciela: No, En Argentina no.

(Aplausos.)

Graciela: En Argentina los hombres pagan las clases. Todos pagan. Salvo que sean especificamente para parejas, las clases son libres. Cuando se cree que hay que tener obligatoriamente números pares de hombres y mujeres, esta situación estimula así llamada prostitución masculina de tango.


Todo el mundo está preocupado por la forma, para mucha gente no existen emociones. Ellos aún cuando abrazan piensan de que si lo hacen bien o mal, en vez de simplemente abrazar.


La pregunta de la sala: ¿Cómo puede caracterizar un bailarin ideal?

Graciela: Es el que abraza. Y el que se queda con la mujer todo el tiempo.

La pregunta de la sala: ¿Y una bailarina ideal?

Graciela: La que abraza. Y la que se queda con el hombre durante todo el tiempo. Vale la pena decir que eso no pasa por todas las partes. Todo el mundo está tan preocupado por la forma que ya no existen emociones. Ellos aún cuando abrazan piensan de que si lo hacen bien o mal, en vez de simplemente abrazar.

La pregunta de TangoPiter: ¿Qué palabras o frases usted nunca diría a sus alumnos en las clases, aunque quisiera mucho decirselos?

Graciela: Siempre digo lo que quiero.

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La pregunta de la sala: Cuando bailo con la gente en diferentes paises, suempre siento que todas las asociaciones de tango bailan de modos distintos. Hay tango turco, italiano, fnlandés, en Asia hay también su propia manera de bailar. ¿De dónde viene eso? Y que piensa usted ¿existe un tango ruso?

Graciela: Creo que bailan el tango argentino. El tango argentino es igual por todos los países. En Rusia, en Turquía y en Finlandia. Creo que cuando bailan el tango, hay que ser originales, ser amos de lo que están haciendo y no tratar de adherirse a un tango especial. Es una moda hoy en día dar nombres a todo: el tango turco, el tango finlandés, etc. … Cuando empecé a dar clases de tango, fueron simplemente las clases de tango, sin algún nombre. La clase de tango o la clase de milonga (el vals fue dentro de las clases de tango). Y la gente venía y aprendía. Últimamente, alrededor del tango hay mucho negocio y si no hay algún nombre extraño, la gente no vendrá.


El tango argentino es argentino por todo el mundo. En Rusia, en Turquía y en Finlandia. Creo que cuando bailan el tango, hay que ser originales, ser amos de lo que están haciendo y no tratar de adherirse a un tango „especial“.


La pregunta de la sala: ¿Quién fue su primer maestro?

Graciela: Mis primeros maestros fueron Gustavo Naveira y Olga Besio. La persona con quien yo empecé a bailar se llamaba Chiquito, tenía el apodo así. Cerca de mi casa había una práctica de los alumnos de Naveira y yo íba a esta práctica. Después de 5 o 6 meses conocí y empecé a bailar con Pupi Castello. Después de algún tiempo ocupamos el segundo lugar en un concurso. Luego empezamos a inscribirnos a diferentes concursos. Siempre los ganamos. Estos concursos pasaron en las milongas y su objetivo fue atraer más gente, porque fue el público que decidía quien sería el vencedor.

La pregunta d la sala: ¿Eran battles? ¿Luchas de tango?

Graciela: No fueron luchas exactamente. No fueron ni luchas ni batallas. Ahora son luchas de verdad, antes fue para divertirnos.


La aparición en las milongas de las mujeres no reclamadas está relacionada directamente con la enseñanza y con los profesores. Si en las clases se enseña que todo el mundo tiene derecho de bailar, que todos bailan con todos, en la sociedad aparecen menos motivos y posibilidades para la discriminación.


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La pregunta de Tango Piter: En la sociedad cualquiera de tango hay mujeres no reclamadas en las milongas, y están sentadas durante muchas noches sin bailar una tanda. Oía que a esas mujeres les aconsejan irse a bailar en pilón o bellydance. ¿Qué podría usted decir a estas mujeres?

Graciela: Yo les diría a esas mujeres que si toman clases en algún grupo, tienen que socializarse más activamente dentro de este grupo, y, luego, con los compañeros de su grupo ir a las milongas. Además, hay que saber mirar a los hombres. Es que si la mujer en una milonga mira al hombre así (muestra una mirada firme), lo más probable, no bailará, porque los hombres son muy sensibles, y como pasa normalmente, se huyen en estas situaciones. Seguro que la aparición de las mujeres no reclamadas en las milongas está relacionada directamente con la enseñanza y con los profesores que forman esta sociedad. Es un momento muy importante. Porque si en las clases enseñan que todo el mundo tiene derecho de bailar, que todos bailan con todos, en la sociedad aparecen menos motivos y posibilidades para la discriminación.

La pregunta de Tango Piter: ¿Antes trabajé usted como maestra en la escuela, verdad? ¿Enseñaba a los niños?

Graciela: Sí. Trabajé como una maestra de la primaria. Enseñé a los niños de 6-8 años, son de primer o segundo grado.


¡Su generación está mal acostumbrada! ¡Son mimados! Cuando antes aprendíamos con los maestros viejos, no nos explicaban nada. Y sin embargo bailamos tango.


La pregunta de Tango Piter (sigue): Me parece que el éxito de sus clases no es solamente porque usted es una bailarina increíble, personalidad fuerte y emocional, aprendío con los maestros viejos y durante toda la vida se está perfeccionando, sino también porque usted sabe enseñar a la gente. Es muy triste cuando una persona tiene muchos conocimientos, pero no sabe transmitirlos a los otros. Usted lo sabe. ¿Pensé usted de escribir un manual de cómo enseñar el tango?

Graciela: Lo de metodología, no. Las cuestiones de metodología son propias de cada maestro. ¿Saben lo que digo? ¡Su generación está mal acostumbrad! Cuando aprendíamos con los maestros viejos, nos mostraron un paso y teníamos que repetirlo. Nadie explicaba algo. No sabían hacerlo. Corregir – sí que podían. Del pivot ni hablaban, de la disociación tampoco. Y sin embargo bailamos tango. A ustedes los enseñó ya la generación más pedagógicamente preparada. ¡Son mimados!

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La pregunta de la sala: Que es el tango para usted?

Graciela: A veces esto es tomar mate y escuchar la música. A veces es una buena tanda que bailás con alguien. O subís en un taxi y están pasando un tango. No hay una definición firme para mi tango personal.

La pregunta de la sala: ¿Tiene usted un grupo constante de alumnos en Argentina?

Graciela: No hay. Tengo un grupo, pero es el grupo más para los profesores. A los que yo enseño en este grupo son para mi más que los alumnos, son mis niños. Son Breno y Eva (Brenno Marques & Eva Icikson), y, también dos o tres parejas que no son muy conocidss en Buenos Aires y no han ido afuera todavía, fortunadamente. Son todos muy jóvenes, de 20 años. También participo en los grupos de trabajo, en los que los maestros se reunen para transmitir los conocimientos entre sí. Allí pensamos en proyectos diferentes con otros profesores, discutimos de cómo y qué hay que enseñar. A veces llamamos al otro maestro y le pedimos darnos una clase.


No tengo derecho de juzgar quien puede bailar y quien no. Y nadie tiene que juzgar. ¡Todo el mundo puede bailar el tango! En el último mundial de tango participó la mujer en la silla de ruedas, ¿quién puede decir que no bailó?


La pregunta de la sala: ¿Puede decir mirando a los alumnos que uno podrá bailar bien, y el otro aún con mucho esfuerzo no?

Graciela: ¿Qué significa bailar bien? No existe ningún instrumento para medirlo. Cada uno baila como quiere y como puede. Y es maravilloso. No tengo derecho de juzgar quien puede bailar y quien no. Y ningún profesor puede decir si pueden bailar o no. ¡Todo el mundo puede bailar tango! En el último mundial de tango participó la mujer en una silla de ruedas, ¿quién puede decir que no bailó? Si mirar a sí mismo desde el punto de vista de como si te faltara algo, así parece que todo es imposible. Pero cuando ustedes se acceptan como son, y son felices con esto, todo es posible. Todo depende de que ángulo miran a su propia vida.

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La pregunta de la sala: De los profesores de la escuela que yo asistía antes, escuché que el tango es un baile masculino, porque lo baila el hombre, y por la mujer, la que está dirigida por el hombre, solamente se manifiesta. ¿Eso parece la verdad?

Graciela: Pues, para el tango se requieren dos personas el hombre y la mujer. O dos mujeres. O dos hombres. De estos dos ya hay uno quien decide qué estructura bailar, y el otro, que acciona en esta estructura. Y no es importante cómo se dividen los roles, porque ninguno es más importante, son obligatorios los dos.


No puedo decir mirando a dos mujeres bailando o a dos hombres bailando que eso no es el tango. El tango es un baile. El baile es un arte, el no tiene género. Esta cosa se olvida.


La pregunta de Tango Piter: Sigo con el tema. Ahora en Europa y en los Estados Unidos hacen una propaganda muy amplia de eliminación de las diferencias de género. Si imaginamos que en futuro sería difícil distinguir la mujer del hombre y al contrario, ¿qué pasará con el tango?

Graciela: Repito, que para el tango se requieren dos personas, que bailan los roles diferentes. No puedo decir mirando a las dos mujeres bailando o los dos hombres bailando que es no es eltango. Sí, me gusta más cuando baila un hombre con una mujer, pero es mi opinión personal.

Ahora tratamos de poner todo en cajitas, pero en la vida todo es más difícil y no todo puede ponerse en cajitas El tango es un baile. El baile es un arte, el no tiene género. Esta cosa se olvida.

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La pregunta de la sala: ¿Tiene usted otras aficiones excepto el tango?

Graciela: Leo cuando puedo, en las vacaciones leo mucho. Descanso poco, pero leo mucho. Escucho la música. Me gustan mucho el sol y el mar. Siempre trato de encontrar un lugar con el sol y el mar.

La pregunta de la sala: ¿Qué libros le gustan?

Graciela: Ahora leo libros sobre la anotomía, bioenergética. Encuentro allí mucha información necesaria para mi trabajo.

La pregunta de la sala: ¿Enseña usted a las chicas, cómo mirar para que eso no sea vulgar o tontamente ingenuo, o algo tenso, importuno? Para que la mirada sea correcta, para que se entiende que tiene vergüenza pero quiere bailar?

Graciela: Sí, la mirada es una cosa íntima. Pero el tango también es una cosa íntima. Simplemente tienen que permitirselo.

La pregunta de la sala (sigue): Yo sí que me permito, pero me siento encadenada. Pero quiero bailar…

Graciela: Se puede tomar un poco de vino si es todo tan complicado.

(Risas.)

La pregunta de la sala (Sigue): ¿Si la vista es mala?

Graciela: Ponte lentillas…

(Risas.)

La pregunta de la sala (Sigue): ¿Pero si tienes alergia?

Graciela: En este caso mejor buscar las variantes con el oculista y no conmigo.

(Risas, aplausos.)

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La pregunta de la sala: He visto una película retro sobre el tango en Europa. Allí, los caballeros se acercan a las damas y las invitan. Entendí que antes eso no había sido considerado ser no delicado, pero ahora sí. ¿Pero por qué?

Graciela: En las milongas no hay que acercarse mucho a la mujer. Al principio hay que asegurarse que quieren bailar el uno con el otro. Puede ser que acercarse a la mesa fue una moda europea de aquellos tempos. En Buenos Aires si un hombre hace así, la mujer le negará sin ninguna culpa.


Puede ser que sos un hombre valiente, pero no hay que acercarsae mucho en las milongas e invitar de la mano. No hay que poner la mujér en una una situación incómoda.


La pregunta de la sala (sigue): Otra pregunta, mientras no me echaron de aquí. ¿No piensa Usted que si un hombre durante mucho tiempo se asegura, es una manifestación de la inseguridad y del miedo masculino antes de la renuncia? ¡Acércate, sin tener miedo de la renuncia y saca a la mujer si sos valiente!

Graciela: E… Pero los codigos y el cabeceo no fueron inventados por casualidad. Si me mirás de lejos, y no te miro yo, eso significa que no quiero bailar con vos. Pero si imaginamos la situación cuando vos me acercás tan valiente. ¿Por qué te permitís ponerme en una situación tan desagradable si no quiero bailar con vos y tengo que decirte que no? Puede ser que sos un hombre muy valiente, pero no hay que poner la mujer en una situación incómoda.

La pregunta de la sala (sigue): ¿Pero si la pongo en esta situación incómoda cuando no puede decirme que no? Y luego bailará conmigo, a ella le gustará y pensará: „¿Para qué quiso decirle que no? Es bueno que me había acercado tan decidido.“.

Graciela: No. ¡No hay que obligar a ninguna persona a hacer algo! En Argentina no significa no. Le aconsejo de acceptar que cualquier no femenino es el no.

(Aplausos.)

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La pregunta de la sala: Hace poco tiempo en Moscú bailaron Nito y Elba García y el público lloró. ¿Qué hay en el baile de los milongueros viejos provoca la reación tan emocionante?

Graciela: Eso no está relacionado solamente con los milongueros viejos. Hay jóvenes que generan la misma reacción. Las emociones provocan conección que existe entre la gente en una pareja. No mientan.


Si los argentinos tuvieran por lo menos una gotita de la laboriosidad que tienen los rusos, consiguirían superar la crisis pronto.


La pregunta de la sala: Existe la opinión que el éxito del tango argentino en Rusia está relacionado con lo que nuestras culturas son parecidas. ¿Cuál es la diferencia y qué es lo que nos diferencía?

Graciela: Los rusos tienen buena preparación física y casi la misma disposición al tango. Pero los rusos son mucho más trabajadores que los argentinos, es la diferencia. Si los argentinos tuvieran por lo menos una gotita de la laboriosidad que tienen los rusos, consiguirían superar la crisis pronto.

La pregunta de la sala: ¿Cómo decidió usted dar las clases del folklore?

Graciela: Lo primero que empecé a bailar en mi vida, fue el folklore. Empecé a bailarlo a los 9 años. Y luego durante muchos años lo bailé y aprendí en la escuela. Antes de este viaje hablé con Olga (Olga Agapova) y supe que hay bailes populares argentinos que ustedes todavía no saben, por eso quiero enseñarselos como me gustan. Los amores, la jota cordobesa, el gato correntino, la celosa. La celosa es cuando bailan un hombre y dos mujeres. No sé si nos da tiempo hacer todo, pero habrá muchas cosas interesantes, las que todavía no bailan. El folklore argentino es muy rico, tiene unos 120 bailes tradicionales como este. Todo lo demás es como el tango nuevo. Sí, imagínense, por favor, tenemos también bailes folklóricos “nuevos”.

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La pregunta de la sala: ¿Conoce Usted el folklore ruso?

Graciela: Sí.

La pregunta de la sala: ¿Hay mucha diferencia entre el folklore ruso y el folklore argentino?

Graciela: En el folklore argentino como en el ruso hay muchos bailes de grupo. Y, además, creo que la manera de presentarse con el zapateo en el folklore argentino y los pasos que hacen los hombres rusos tienen carácteres parecidos.

La pregunta de la sala: ¿Tuvo usted la situación en los últimos 10 años que no le contestó un hombre a la mirada suya?

Graciela: Claro que sí. Sí, sí.


Lo más importante en el tango es que reune a la gente, les da la posibilidad de encontrarse y abrazarse. Piensen por favor que para mucha gente el tango es la única posibilidad de abrazar a otra persona.


La pregunta de la sala: Decime, por favor, ¿las diferencia de alturas de dos bailarines influye mucho al baile? ¿Provoca algunas dificultades?

Graciela: No siento que provoca algunas dificultades. Para mí, por ejemplo, todos los hombres son altos. Creo que todos de aquí están de acuerdo. Siempre ustedes se acercan al tango desde el punto de vista negativo.

Lo más importante en el tango es que reune a la gente, les da la posibilidad de encontrarse y abrazarse. Hoy nosotros nos encotramos, nos reunimos, nos comunicamos. Piensen , por favor que para mucha gente el tango es la única posibilidad de abrazar a otra persona.¡Y es una maravilla que esta posibilidad existe!

Quiero decirle a todos, ¡mirén desde el lado positivo del tango!

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Julia Zueva: Con esto ya creo que podemos agradecer a Graciela.

(Aplausos.)


San Petersburgo, el 19 de octubre de 2017.

El grabado, las preguntas – Alla Anójina, TangoPiter.RU.

Traducción – Olga Agápova, Anna Pridatko.

Audición – Alejandra Kulikova

Fotos – Natasha Belova.


TangoPiter.RU agradece cordialmente a Julia Zueva, la directora del Centro del baile “Tangomania” (San Petersburgo), por crear esta publicación.

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